Por Alejandra Rosarossa (Revista Asterion On-Line número 4)
Nosotros sabemos que cuando se procura señalar una
influencia, puede tornarse esta tarea en un despropósito.
Sostener este tipo de relación entre Julio Cortázar y el
escritor estadounidense Ambrose Bierce, está avalada
expresamente, en primer lugar, por declaraciones publicadas del
autor, y que han sido poco atendidas, tal vez, por la sombra que
proyectó la ingerencia de Edgar Allan Poe ya desde la infancia
de Cortázar.
En la locución del escritor argentino, titulada El estado
actual de la narrativa en Hispanoamérica, precisa que
recién después de diez o quince años de la primera etapa de
sus lecturas, leyó en su idioma original, entre otros, a los
maestros modernos del género gótico, tales como Ambrose Bierce
o Gustave Meyrink. Asimismo, en Notas sobre lo gótico en
el Río de la Plata, Cortázar destaca la obra de Bierce
entre las numerosas asimilaciones de lo gótico en su nivel más
exigente de imaginación y de escritura que han tenido los
escritores rioplatenses. Concluye esta reflexión manifestando:
Pienso que recibimos la influencia gótica sin caer en la
ingenuidad de imitarla exteriormente; en última instancia, ése
es nuestro mejor homenaje a tantos viejos y queridos maestros
(87)*. Como ha de ocurrir en un artista genuino, las influencias
que haya recibido, habrán sido transformadas, reelaboradas a tal
grado, que descubrirlas ha de implicar, muchas veces, una
atención singular.
En segundo término, quien nos ha guiado acerca de esta
cuestión, ha sido la profesora estadounidense Cathy N. Davidson,
especialista sobresaliente en Ambrose Bierce, quien en su libro
The Experimental Fictions of Ambrose Bierce. Structuring the
innefable (1984), propuso suscintamente la observación del
influjo que tuvo Ambrose Bierce en el argentino Julio Cortázar.
Para esta afirmación utilizó como apoyo bibliográfico la
entrevista de Luis Harss en Los Nuestros, en la cual, se menciona
que Cortázar hizo una lectura detenida especialmente en Poe,
Hawthorne y Ambrose Bierce. Davidson afirma que Bierce no sólo
fue apreciado en sus formas experimentales por Cortázar, sino
que le rindió el más halagüeño tributo, que es el de la
imitación. A propósito de esto, Cathy N. Davidson, declarando
que no pretendió hacer literatura comparada, ha percibido
coincidencias estético-literarias, como, por ejemplo, en La
noche boca arriba con la tercera y última parte del famoso
cuento de Bierce Un incidente en el puente Owl Creek.
Blow up, asimismo, remite a los relatos de Bierce
Los ojos de la pantera y A Watcher of the dead.
Por nuestra parte, consideramos pertinente extender esta
interesantísima observación de Davidson a la cuentística de
Cortázar, al hallar en la reelectura de los cuentos de Bierce y
Cortázar un sympathos narrativo particular. En
cuanto a la transferencia de esta afirmación a su novelística
queda como una propuesta para un trabajo futuro.
La vida de Ambrose Bierce abarcó un período muy importante para
la afirmación de la literatura nacional estadounidense, pues se
prolongó desde 1842 a 1913, año en que decidió internarse en
tierras de la revolución mexicana, para desaparecer finalmente.
Luchó en la guerra de Secesión a favor del Sur. Escribió
profusamente también como periodista.
Publicó sus obras completas, que abarcan doce tomos. En sus
primeros cuentos recogidos en el volumen titulado Cuentos de
soldados y de civiles (1891), ya escribía prefiriendo la
interrupción de la linealidad temporal, la provocación de lo
irreal por un férreo anclaje en los detalles realistas, la
ironía y el humor amargo, la metatextualidad. A este ciclo
corresponde el cuento Un incidente en el puente Owl Creek.
El mismo Cortázar manifestó en El estado actual de la
narrativa en Hispanoamérica, que el tema de la mente
recreando otra realidad, lo incluyó en un pasaje de El
perseguidor, no como un artificio literario, sino en la
misma actitud que tuvo Ambrose Bierce para su escritura. Según
Cortázar: En mi cuento lo que ocurre es exactamente lo
mismo que me ha ocurrido varias veces en circunstancias análogas
(106).
Saul Yurkievich, en su conocido escrito con motivo de la muerte
de Cortázar, titulado Julio Cortázar: al calor de su sombra ,
expresa el meollo de la poética de Cortázar, y por extensión,
nosotros la podemos también referir a la de Bierce: En el
contexto del vivir conocido va a penetrar el climax de la
dislocación (17).
Tanto Bierce como Cortázar recibieron el magnetismo de E.A.Poe,
aunque Bierce lo haya irónicamente denegado. El biógrafo de
Bierce, Carey Mc Williams, destaca que tiene de Poe el propósito
de producir una impresión dominante en sus relatos.
Cortázar, por su lado, admiró la fuerza narrativa del autor de
Berenice. Contrario a Poe, Bierce aspira a la
claridad, la precisión y la simplicidad expresiva. Hoy podemos
ampliar estas afirmaciones al consignar que esta mayor economía
lingüística en la expresa preocupación de Bierce por el
cuidado de la lengua y su comunicación literaria, y como ya
dijimos, el férreo anclaje en los detalles realistas para
suscitar lo irreal, la interrupción de la linealidad temporal,
la ironía y el humor amargo, las metatextualidades, han sido
prefiguraciones de la estética que Cortázar prefirió.
En esta propuesta sugerimos que Ambrose Bierce fue un importante
inspirador del llamado por Jaime Alazraki neo-fantástico
de Julio Cortázar, para aludir a la transmutación por la que el
hombre mismo, y no sólo los acontecimientos se convierten en
objeto fantástico.
La visión del mundo en estos artistas ha sido multidireccional,
compleja, irónicamente trágica, tanto una mentira
infinita según Cortázar, como la certeza real del sueño
u otros estados de la mente para los dos escritores.
Recordando los dos últimos párrafos de Un incidente en el
puente Owl Creek, así como el final de La noche boca
arriba, Creemos que será un estímulo oportuno para la
reflexión ya propuesta, dada la cualidad ejemplar de estos
relatos en la escritura de sus autores:
Sin duda, a pesar de sus sufrimientos, se había quedado dormido
mientras caminaba, porque ahora veía otra escena..., O tal vez
se hubiera recobrado sólo de un delirio. Se hallaba (junto) a la
puerta de su propia casa. Todo estaba como él lo había dejado,
y todo brillante y hermoso a los rayos del sol de la mañana.
Debía de haber caminado toda la noche. Mientras empujaba la
puerta abierta y recorría el ancho y blando sendero, vió un
remolino de faldas femeninas: su esposa, mirándole pura,
tranquila y dulcemente, bajaba (tomada) de la varanda para acudir
a su encuentro. Al final de los escalones se detuvo para
esperarle con una sonrisa de inefable alegría, en una actitud de
incomparable gracia y dignidad. ¡ Ah, cuán bella estaba!
Corrió hacia ella con los brazos extendidos. Cuando estaba casi
a su lado, sintió un terrible porrazo en la nuca; una cegadora
luz blanca incendió todo lo que había a su alrededor con un
sonido parecido al disparo de un cañón...; luego, ¡todo fué
oscuridad y silencio!
Peyton Farquhar estaba muerto; su cadaver, con el cuello roto, se
bamboleaba suavemente de un lado para otro del maderamen del
puente que atravesaba el río Owl. (Day, Bauer 168. Agregado
nuestro)
Para no dejar omitido el rico y efectivo final del cuento de
Cortázar, con el fin de aproximar textualmente la comparación,
se remitirá también a su lectura:
Con una última esperanza apretó los párpados, gimiendo por
despertar. Durante un segundo creyó que lo lograría, porque
otra vez estaba inmóvil en la cama, a salvo del balanceo cabeza
abajo. Pero olía a muerte, y cuando a brió los ojos vio la
figura ensangrentada del sacrificador que venía hacia él con el
cuchillo de piedra en la mano. Alcanzó a cerrar otra vez los
párpados, aunque ahora sabía que no iba a despertarse, que
estaba despierto, que el sueño maravilloso había sido el otro,
absurdo como todos los sueños; un sueño en el que había andado
por extrañas avenidas de una ciudad asombrosa, con luces verdes
y rojas que ardían sin llama ni humo, con un enorme insecto de
metal que zumbaba bajo sus piernas. En la mentira infinita de ese
sueño también lo habían alzado del suelo, también alguien se
había acercado con un cuchillo en la mano, a él tendido boca
arriba, a él boca arriba con los ojos cerrados entre las
hogueras.
(391-2)
Una literatura de lo inesperado, en que el lector tiene un rol
especial en ella misma, ha sido simpáticamente
concebida (en su sentido más profundo) por un escritor que
estuvo unido a otro por la imaginación y la cultura, en una
probable actitud en la que, como reveló Cortázar, ...tendemos
muchas veces a tomar los libros como quien admira o huele una
flor sin preocuparse demasiado de la planta de la cual ha sido
cortada..
------------------------------------------------------------------------
*NOTA: ediciones citadas:
- Cortázar, Julio. Cuentos completos/ 1. Madrid: Alfaguara,
1994.
- . Notas sobre el Río de la Plata. Ed. Saúl
Sosnowski. Julio Cortázar. Obra Crítica/ 3. Madrid: Alfaguara,
1994. 79-87.
- . El estado actual de la narrativa en Hispanoamérica.
Ed. Saúl Sosnowski. Julio Cortázar... 91-111.
- Davidson, Cathy N. The experimental Fictions of Ambrose Bierce.
Structuring the innefable. Lincoln and London: Univ. of Nebraska
P, 1984.
- Day, A. Grove, William F. Bauer. Antología de grandes
cuentistas norteamericanos. De Washington Irving a William
Faulkner. Trad. Salvador Bordoy Luque. Madrid: Aguilar, 1960.
- Harss, Luis, Barbara Dohmann, col. Los Nuestros. 9A ed. Buenos
Aires: Sudamericana, 1981.
- Yurkievich, Saúl. Julio Cortázar: al calor de su sombra.
Buenos Aires: Legasa, 1987.